Cada lengua es una manera de entender el mundo.
En una cálida tarde de noviembre, me reúno con Pere Almeda en su despacho en el ático del emblemático Palau Baró de Quadras, uno de los primeros edificios de la Diagonal remodelados completamente en estilo modernista por Puig i Cadafalch a principios del siglo XX.
¿Cómo van la lengua y la cultura catalanas?
Somos una comunidad cultural y linguística de 10 millones de personas. Un tamaño medio a nivel europeo con una larga historia y una tradición milenaria. Pero también con un arraigo en la contemporaneidad y con una gran vocación de participar muy activamente en los grandes debates y conversaciones globales. Somos también una cultura que está presenta en distintos territorios: en Cataluña, Valencia, las Islas Baleares, el sur de Francia, el Alguer y Andorra. Nuestra realidad política es diversa y fragmentada, pero tenemos un enorme potencial como cultura para interactuar con el resto del mundo. Sobre todo, con un tejido creativo muy activo muy denso y de enorme calidad que ha aportado grandes nombres de referentes en la cultura universal y que tiene muchas cosas que decir.
Usted lleva al frente de Llull desde 2021. ¿Cuál es su huella? ¿Qué ha aportado?
Buena pregunta. Se rie. El Instituto hace más de veinte años que se creó con la misión de dar proyección internacional a la lengua y a la cultura. Han hecho una actividad estupenda situando la cultura catalana en algunos de los principales espacios y plataformas. A nivel internacional hemos estado presentes en la Feria de libros en Frankfurt en 2007. Estamos presentes en la Bienal de Arte en Venecia. Hemos estado presentes en otros eventos a nivel internacional de primer nivel.
Nosotros tenemos como una doble misión. Por un lado, dar apoyo a todo el sector de la creación del talento artístico y del mundo de la literatura y ayudar que salgan a fuera, que se muevan por el mundo. Nuestros artistas, nuestros compañías de teatro, nuestros grupos de música o de danza, el mundo del cine. El mundo de la literatura que sea conocido, reconocido, publicado y traducido. También estar presente en el mundo académico. Actualmente tenemos una red en más de 140 universidades en todo el mundo en las cuales se enseña catalán o la cultura catalana y desde el Institut le damos apoyo y recursos. Así, por un lado ayudamos a la internacionalización del sector cultural, y a la vez somos motor de diplomacia cultural. Para tener incidencia e influencia, ser reconocidos y participar como una voz más, distinta y singular, en el gran ecosistema de la cultura a nivel internacional.
Cuando yo llego a la institución, hacía veinte años de su creación, y consideramos que era un buen momento para iniciar un proceso de reflexión estratégica y pensar en qué momento está la cultura a nivel global. ¿Cuáles son los grandes temas? ¿Qué es lo que preocupa? ¿Qué son los retos y las amenazas? Y como la cultura catalana se puede adaptar al contexto internacional. ¿Cuáles son los principales focos culturales en el momento?
A la vez, hemos puesto en marcha un programa estratégico y prioritario para nosotros: el programa de residencias para el mundo de la creación. Dar apoyo a nuestros artistas que puedan iniciar sus procesos de creación, de desarrollo de proyectos en algunas de las principales residencias artísticas a nivel internacional. Y traer talento internacional para que interactúe con nuestro sistema cultural. Las residencias son un instrumento de diálogo cultural.
¿Está más enfocado en la cultura que la lengua?
Nuestra misión es doble, en relación a la lengua y también a la cultura, son indisociables. En el ámbito de la lengua tenemos muchos retos y también amenazas, estamos en un mundo en que la globalización da prioridad a las lenguas hegemónicas. Por lo tanto, la digitalización de nuestra lengua es un aspecto estratégico. Así como también que sea conocida y reconocida en algunos de los principales espacios académicos, es una prioridad. Poder interlocutara partir de nuestra lengua, es una cuestión vital. Por lo tanto, hemos reforzado todo nuestro programa de intercambio académico con algunos de los principales centros de prestigio a nivel internacional. Además, impulsamos un programa de cátedras, de profesores visitantes no solo en el ámbito de la lengua, sin´también en otras disciplinas de la cultura. Hablar de cultura también quiere decir hablar de arquitectura, hablar de nuestra perspectiva sobre temas sociales y por lo tanto, ciencia política, sociología, humanidades o filosofía. Creemos que de esta manera podemos también car a conocer nuestra aportación a los grandes debates culturales.
Cada lengua tiene su referente: el francés Molière, el alemán Goethe, el español Cervantes, el inglés Shakespeare. ¿Y el catalán? ¿Rodoreda, Víctor Catalá, Pompeu Fabra?
En el nombre del instituto lo tenemos: Ramon Llull que es el autor más traducido de la lengua catalana. Un teólogo, filósofo, eclesiástico. Una persona muy a favor del diálogo cultural que ya en la edad media practico este diálogo ecuménico con otras culturas y otras religiones. Es un referente que se sigue traduciéndose en más de 50 lenguas.
Tenemos nuestros clásicos de la literatura catalana: Mercè Rodoreda o Josep Pla. Pero también fenómenos de la literatura actual y contemporánea como puede ser toda una nueva generación de escritores y escritoras. Por ejemplo, Irene Solá* o Eva Baltasar que están siendo traducidas en multitud de lenguas. Están siendo muy leídas y conectan con temas que preocupan a nivel internacional como el feminismo, los cambios sociales, la ruralidad o la sostenibilidad.
* Irene Solà, Singe ich, tanzen die Berge, Trabanten Verlag, 2022,
Eva Baltasar, Boulder, Finalista longlist International Booker Prize 2023
Cataluña vive en la diversidad lingüística y cultural. ¿Es esto una ventaja o un inconveniente para el catalán?
Esto es la realidad del mundo: la diversidad y el pluralismo. Cualquier sociedad tiene que valorar la riqueza de su pluralismo interno. No por el hecho de ser una lengua minorizada o hegemónica, tenemos que dejar valorar nuestra diversidad. En Cataluña viven y conviven muchas lenguas europeas y de muchas otras partes del mundo. Hay gente de proveniencia muy diversa. Es un activo. Una lengua o cultura no es estática, evoluciona por el tiempo. Seguramente la calidad de una sociedad se puede valorar en la medida que valora esta diversidad interna. Como todas las sociedades son a la vez plurales y diversas nos gusta darnos a conocer de esta forma. Es una ventaja y tiene que ser visto también como una oportunidad.
¿Cuál es la fórmula mágica que utiliza la red Llull para universalizar la lengua y la cultura?
Tenemos esta red de lectorados en 140 universidades que coordinadamos y que es una plataforma de primer nivel para dialogar con el mundo académico. En Alemania estamos en más de 14 universidades. Es el país con más lectorados. Se enseña catalán, lingüística catalana, historia, referentes culturales. En las sociedades materialistas en las que vivimos se cuestionan las humanidades y hay quien pone en duda su utilidad, pero creemos que para que exista una sociedad crítica y libre hay que poner en valor la cultura y las humanidades. Son un pilar esencial y la enseñanza y conocimiento de las lenguas y las culturas no hegemónicas forma parte de este reto. El estudio de idiomas extranjeros va en declive. Me comentaban que en el Goethe Institut las matrículas a los cursos en alemán han disminuido mucho. Tiene que ver con el cambio tecnológico y la extensión del inglés como lingua franca de comunicación a nivel mundial. Lo que creemos es que el aprendizaje de las lenguas es una forma de aproximarse a otras culturas, de intercambio y de diálogo. Por eso impulsamos el aprendizaje de la lengua catalana, como formula de una dialogo intercultural que el mundo debe asumir como prioritario.
¿Tiene el Llull algún vínculo con el Instituto Goethe u otras organizaciones que hagan el mismo trabajo que ustedes por la lengua alemana?
Con el Goethe Barcelona tenemos una muy buena relación. Es un referente para nosotros. Este año hemos firmado un acuerdo para desarrollar toda una serie de proyectos de mutuo interés. Sobre el aprendizaje, pero también sobre la Inteligencia artificial e intercambios culturales. Estamos interesados en desarrollar a nivel cultural la iniciativa de los cuatro motores de Europa. Queremos dar un relato cultural a la idea de estas cuatro regiones que son motor de la construcción europea. Por lo tanto, fomentar dentro de este proyecto el diálogo entre las instituciones de estas regiones.
Tenemos una delegación del Llull en Berlín y este año vamos hacer una actividad especial: Vamos a programar un Sant Jordi a Berlín cooperando con instituciones y librerías in situ para hacer conocer autores catalanes y nuestra cultura, pero en dialogo con la literatura alemana.
En 2007 Cataluña fue país invitado en la Feria del Libro de Frankfurt. En 2022 usted formó parte de la representación multilingüe española. ¿Cómo valora este hecho?
Para la cultura catalana y el Institut Ramon Llull, la invitación a la feria de Frankfurt fue muy importante. Se hizo un despliegue del literario cultural y bien económico del primer nivel. Lo recordamos como uno de los grandes momentos de esta casa. El año pasado, el estado español fue el país invitado con la condición de que representara la diversidad y el pluralismo cultural y lingüístico del estado. Nosotros tuvimos un papel activo para que el Estado español tuviera en cuenta una representación plural y diversa. Hay mucho camino por recorrer en el reconocimiento de la lengua y cultura catalana. Se está haciendo paso como el reconocimiento de la lengua dentro de las instituciones europeas y españolas. Por primera vez, se puede utilizar la lengua catalana en el congreso de los diputados. Han tenido que pasar más 40 años en la democracia para que sucediera. Queda mucho camino por recorret para el reconocimiento de este pluralismo.
¿Qué papel desempeñan las mujeres catalanas en la promoción de la lengua y la cultura?
Desempeñan un papel de protagonista. He nombrado dos autoras. Uno de los grandes temas de innovación democrática y de avance es la agenda feminista. También hay mucho que recorrer ya que durante muchos años el saber, el conocimiento, la innovación de las mujeres han sido invisibilizados. Solo contando en igualdad de condiciones las aportaciones y contribución de las mujeres se consigue una sociedad avanzada.
Nombra a tres mujeres sin crear celos.
Se ríe. ¿En qué ámbitos? Hay múltiples artistas y creadoras, es difícil solo nombra a algunas. En el mundo del arte por ejemplo Mireia Sallarés o Núria Güell que son dos artistas que hacen unos proyectos de arte comprometidos sobre temas que preocupan, que denuncia política, y que además tienen un relato y un lenguaje propio que las identifica. Podríamos nombrar a decenas en todas las disciplinas.
¿Han evolucionado las instituciones europeas con respecto a las lenguas o dialectos minoritarios?
Como lo comentábamos antes, ahora estamos en un momento crucial de reconocimiento de las lenguas del estado en el marco de las instituciones europeas. Esperemos que se resuelva positivamente y que una lengua utilizada por más de 10 millones de personas finalmente entre en normalidad dentro del marco de las instituciones europeas. Aún hay mucho por hacer. Las lenguas minoritarias, en un momento de homogenización de mensajes. Las grandes plataformas, creadoras de contenido, a veces tienden solo a reconocen las lenguas más hegemónicas. Hay que seguir luchando porque la presencia de todas las culturas y lenguas da una muestra de la diversidad y seguramente cada una de su propia visión y singularidad tiene sus maneras de importar en el debate global. Cada lengua y cada cultura es una manera de entender el mundo. Esto nos aporta un saber y conocimiento que tiene que ser valorada. Las instituciones europeas tienen que hacer esfuerzos y poner recursos y políticas para que interactúen en plena normalidad.
España ha llevado a cabo una reforma lingüística en el Parlamento. ¿Está satisfecho?
Este cambio no puede ser fruto del contexto político puntual sino tiene que ser duradero. Creemos desde Cataluña y de la cultura catalana que aun hay instituciones del estado, hay partidos importantes dentro del estado español que ven la cultura y lengua catalanas como algo ajeno o peligroso o algo que no tiene valor. En una democracia avanzada esto no tiene sentido. Hace falta una cultura política democrática de reconocimiento del pluralismo. Esto hace que las naciones se sienten a gusta dentro de un marco constitucional que represente a todos.
¿Pueden la traducción y la tecnología digital facilitar el acceso a la cultura catalana?
Debería. La cultura catalana tiene una gran presencia en la red de internet. Aun así, hay peligros y amenazas. Hemos visto en el último año que el buscador Google discriminaba la cultura catalana y la lengua catalana. Rápidamente la sociedad civil, las instituciones del mundo cultural se puedo a trabajar para analizar lo que estaba pasando. El buscador discriminaba el catalán y daba prioridad a los resultados en castellano. Incluso en temas tan básicas como autores catalanes o instituciones catalanes, y daba prioridad a los webs en otras lenguas. Pusimos en marcha un grupo de estudios que investigó que estaba pasando. Nos hemos puesto en contactos con las grandes plataformas y sus ingenieros. Los algoritmos iban priorizando otras referencias que las catalanas. El mundo digital es una enorme oportunidad, pero puede ser una amenaza si solo se priorizan y se los algoritmos acaban favoreciendo repositorios mayoritarios, lenguas que tienen más lectores. Hablamos mucho de la inteligencia artificial: tenemos que programar los algoritmos también para que protejan la diversidad.
La igualdad entre hombres y mujeres, ¿se aplica también al catalán?
Es un debate muy abierto que genera una discusión muy viva y a veces polarizada. Las lenguas no son estáticas. Los más puristas de la lengua dicen que los sustantivos masculinos sirven también para representar el femenino. Creo que con el lenguaje construimos también realidad. Y por lo tanto, no estaría demás que el lenguaje fuera mucho más inclusivo.
¡Muchas gracias por este intercambio de ideas y reflexiones!
Ina Laiadhi
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