Los planes de igualdad por si solos no cambian nada.
Entrevista a Meritxell Benedí Altés, Historiadora y desde 2021 Presidenta del Institut Català de les Dones
Ud. es una mujer con muchas experiencias profesionales. ¿Puede contarnos la historia del feminismo en Cataluña?
Sí, de hecho, la historia del feminismo en Catalunya no es muy diferente de la del feminismo en el mundo. El movimiento feminista en los países anglo-sajones se inicia en 1848 cuando un grupo de mujeres se reúnen y se organizan políticamente. La peculiaridad en Catalunya es que la organización política ocurre a finales del siglo XIX sobre todo por la renovación pedagógica y el acceso de las mujeres a la educación. Las mujeres en los países anglo-sajones, de tradición protestante, lo tenían superado porque la tradición protestante permite que todas las personas accedan a los textos sagrados y
por lo tanto tengan un conocimiento y una formación que facilita la alfabetización de toda la población. Esto no pasa en los países de tradición católica. Y por lo tanto tampoco pasa aquí. La primera ola feminista en Catalunya se caracteriza no solo por la lucha por el derecho a voto, sino también por el acceso a la educación: Francesca Bonnemaison o Rosa Sensat son conocidas por su lucha por la educación.
Y luego tenemos un movimiento de lucha feminista que es muy similar al del resto del mundo. En los años 30 la democracia española y la modernización de la sociedad eran casi absolutamente masculinas.
Durante la II República no solo se consigue el derecho a voto, sino también el acceso al libre aborto, gratuito, y en buenas condiciones higiénicas para proteger la vida y la salud de las mujeres. Estas conquistas se pierden debido a la victoria franquista y el nacionalcatolicismo que marca la dictadura franquista. La represión no solo es política sino también social. Las mujeres la sufrimos más que los hombres. El movimiento feminista en los años 60 y 70 tiene las características del resto de mundo: el derecho al uso de nuestro cuerpo, el acceso a las carreras profesionales y los puestos de decisión. En estos años, esta lucha se acompaña también de la lucha por la democracia y la recuperación de las instituciones democráticas. Son parecidas a países que han vivido una dictadura.
¿Y cómo está la situación hoy en día?
Una característica en Catalunya – más que en España todavía – es la identificación y la lucha contra la violencia machista. Nuestro marco normativo es pionero en el mundo, el cual otorga a las mujeres catalanas muchos más derechos – y me refiero a mujeres que viven en Catalunya, sin distinguir dónde hemos nacido, cual es nuestra identidad sexual, el género o el color de nuestra piel. Tenemos un marco que identifica las violencias machistas y que conduce a las administraciones públicas a luchar contra ellas con mucha más intensidad de la que ofrecen marcos normativos internacionales. Pienso que las mujeres debemos estar muy orgullosas de ello. Este marco hace que las administraciones nos movamos. No ha sido al revés. Es el movimiento feminista el que sitúa la agenda política de la transformación feminista en el centro, y es el gobierno de la Generalitat que la asume ahora como uno de los ejes de transformación del país.
Estamos avanzando…
Sí, estamos mejor que en los años 70. Las mujeres hemos ganado muchos derechos. Pero sabemos que el marco jurídico no nos da una igualdad real. Lo sabemos las feministas y lo sabemos las antirracistas. No evita que las desigualdades estructurales se produzcan. En Catalunya las mujeres destinamos cada día dos horas más que los hombres a tareas del cuidado del hogar y de los familiares. Estas dos horas de más son gratuitas, no se remuneran y no se cotizan, y por lo tanto no tienen valor económico, no tienen valor simbólico. Estas dos horas de menos nos faltan para el ocio, para estar tranquilas, para socializarnos o para politizarnos. Así, en Catalunya tenemos como mínimo dos jornadas, una remunerada y otra no remunerada. Si además nos dedicamos a la actividad política, social, cívica o periodística tenemos tres jornadas. Eso hace que tengamos menor acceso a espacios de poder y decisión. Se pierde nuestro talento y se consume en ese algo que regalamos. Las mujeres en Catalunya continuamos viviendo una brecha salarial del 25%.
¿Cómo se explica que el número de mujeres asesinadas por sus cónyuges o ex cónyuges siga siendo tan elevado, a pesar de las campañas de sensibilización contra esta lacra?
La lucha contra la violencia machista no solo es una cuestión de campaña. Es una lucha integral y estructural. Las mujeres continuamos sin poder tener libertad de transitar por todos los espacios públicos. Tenemos miedo a determinadas agresiones, hay espacios que evitamos. A los hombres no les pasa. La violencia machista es estructural, está absolutamente normalizada. Hay situaciones de violencia que nosotras las mujeres las integramos en nuestro proceso de socialización. Hay agresiones que los hombres internalizan en su proceso de socialización. La lucha entonces no solo son campañas y marcos normativos, sino también servicios de atención, de recuperación, de preparación de las mujeres y de sus hijas, y también servicios de atención a los hombres. Esto es un debate que la lucha feminista ha mantenido desde hace mucho tiempo. El trabajo con las mujeres es absolutamente imprescindible, pero también el trabajo con los hombres. Los servicios que atienden a los hombres deben ampliarse. Las mujeres necesitamos identificar las situaciones de violencia que hemos integrado. La violencia física, ahora en 2022, todas la identificamos claramente. Pero la violencia psicológica todavía no la identificamos, la violencia económica tampoco y la violencia sexual tampoco. La violencia en el ámbito laboral, en las redes, nos cuesta identificarla. Y no solo debemos identificarla nosotras, sino también los hombres, para que lo dejen de hacer. Las mujeres no queremos identificarnos como víctimas, porque esto significaría asumir todo un imaginario de la víctima. La Unión Europea afirma en sus estadísticas que una de cuatro mujeres ha sido en su vida víctima de violencia machista. Hay millones de hombres en Europa que victimizan, pero la mayoría no se da cuenta porque ejerciendo esta violencia están manteniendo su situación de privilegio. Cada vez que una mujer en su pareja, en su matrimonio, tiene sexo no deseado, está siendo víctima de violencia machista. Porque su deseo es anulado. El deseo que prevalece es el deseo de su pareja. A esto las feministas le hemos puesto nombre, lo cual ayuda a identificar situaciones de violencia machista. El feminismo no solo es un discurso político, también es una práctica interna y cotidiana.
Estoy dando un rodeo muy grande a la pregunta: ¿por qué no bajan las cifras? Necesitamos todavía conocimiento empírico. Otro factor es la resistencia del machismo, del patriarcado, a perder privilegios. Las personas con privilegios se resisten a perderlos.
Necesitamos feministas hombres… los hombres también sufren de su condición.
Sí. Las mujeres ya somos conscientes y ejercemos nuestros derechos humanos. Una parte de las feministas se encarga de decir a los hombres: Debéis revisar vuestra masculinidad y ser aliados. Hay asociaciones de hombres en Catalunya que trabajan sobre nuevas masculinidades. La masculinidad hegemónica mata a los hombres. El 95% de la población penitenciaria en Catalunya son hombres. El 57% de las licencias de conducir son de hombres, pero el 80% de accidentes mortales son provocados por conductores hombres.
¿Cómo valora la eficacia de la ley de planes de igualdad obligatorios en las empresas?
Los planes de igualdad por si solos no cambian nada. Se necesita una política pública que cree un marco más amplio. La ley de Igualdad 17/2015 en Catalunya entre hombres y mujeres nos da un marco de intervención en diferentes espacios. Los planes de igualdad son un elemento que puede facilitar a las empresas determinar cual es el impacto de todas aquellas acciones que llevan a cabo y cómo se relacionan entre ellas, para perpetuar o no desigualdades. Es muy fácil decir “estoy muy a favor de la igualdad de las mujeres, soy feminista,” pero si en mis acciones diarias y las acciones que dirijo se perpetúan las desigualdades, no sirve. Estos planes son un paso, pero no el único. El cambio de las mentalidades es mucho más lento de elaborar que un plan. Corregir aquello que hemos aprendido como natural, cuesta.
¿De qué manera las mujeres se pueden apoyar mutuamente?
Es importante crear redes de mujeres. Los hombres lo tienen más fácil. Hay un libro magnifico que recomiendo: ¿Quién hacía la cena a Adam Smith? La mayoría de los hombres siempre tienen a alguien que les hace la cena o que les limpia. Cuando salen del trabajo pueden hacer otra cosa. Especialmente si tenemos hijos o padres a cargo, las mujeres llegamos tarde a otro sitio. Para evitar esto, debemos autoorganizarnos y crear redes de mujeres. Necesitamos espacios para compartir y poner nombre a lo que nos pasa. No siempre somos nosotras la causa de que no funcione, sino el patriarcado. Existe también el mito de que las mujeres competimos entre nosotras. No es verdad. Es una de las falacias del patriarcado. Pero no es cierto. Renunciamos a competir entre nosotras.
La presencia de mujeres de diferentes culturas en territorio catalán, ¿hace del feminismo un feminismo universal?
Catalunya se define por dos cosas: 1. la lengua catalana y 2. el hecho migratorio. La Dra. Anna cabré teorizó sobre el modelo demográfico cataán. No producimos biológicamente catalanes, sino que los adoptamos. Si en Catalunya estuviésemos solo los descendientes de los catalanes del siglo XIX, seríamos solo 2 millones de personas. El hecho migratorio es estructural. Durante mucho tiempo la inmigración fue del pueblo a las ciudades, después de los territorios periféricos, luego de España y ahora del mundo. Hace que el movimiento feminista sea mucho más rico. Incorpora la interseccionalidad. La gracia es que somos mujeres muy diversas.
¿La lucha por el feminismo nos ha abierto los ojos a injusticias sociales?
El feminismo no se puede entender por si solo, sin el anticapitalismo ni el antirracismo. La alianza entre capitalismo, patriarcado y colonialismo tiene más de 500 años de historia. Este monstruo es muy versátil. Debemos ser conscientes de lo que significa. Una lucha feminista solo para las mujeres blancas no cambiaría nada.
¿Qué impacto han tenido los dos años de pandemia en la situación de las mujeres? Homeoffice, homeschooling…
Ha empeorado nuestras condiciones de vida. Durante la pandemia se unieron diferentes factores. Las profesiones esenciales eran ocupadas sobre todo por mujeres: servicios sanitarios y profesiones sociales. Su salud estuvo mucho más en riesgo que la del resto de la población. El hecho de que las escuelas estuvieran cerradas tuvo un impacto enorme sobre la carga de las tareas de las mujeres. Además de teletrabajar, debían ocuparse de sus hijos y continuar con la educación de las clases online. Las familias pueden ser un espacio de crecimiento y de amor, pero al revés, también un espacio de violencia. Se ha visto sobre todo después del confinamiento. Mujeres en proceso de recuperación hicieron un retroceso durante el confinamiento. La complejidad de la violencia machista ha provocado esto.
¿Apoyan las instituciones europeas bajo la dirección de Ursula van der Leyen la lucha de las mujeres?
La Unión es una aliada. El hecho de que haya una mujer al mando, no lo es todo, pero sí una parte importante. Esto constituye referentes para mujeres y niñas, porque hace que nuestras agendas aparezcan en determinados espacios. Cuando las mujeres ocupamos los parlamentos, los consejos de administración, las juntas de las entidades, éstas cambian sus prioridades. Porque nuestra vivencia personal lleva a una demanda hacia los hombres.
Luego está el marco normativo de la Unión Europea, que compartimos, y pienso que podemos estar contentas por ello. El parlamento europeo está trabajando sobre una importante norma contra la violencia machista.
Lo que nos preocupa es el relevo del presidente del parlamento europeo Sassoli por la maltesa Roberta Metsola, ya que pensamos que puede poner en riesgo nuestros derechos como mujeres.
¿Quién es su ídolo?
Soy poco mitómana. Hay tres mujeres que han sido madres para mí. Mi madre biológica. Se ríe. Mi madre académica – Mary Nash, catedrática de Historia Contemporánea en la Universidad de Barcelona que introdujo la historia de las mujeres en España y Catalunya. Y mi madre política: Pilar Vallugera, diputada, y de retórica brillantísima.
¿Qué libro recomienda sobre el feminismo?
Caliban y la bruja, Silvia Federici**. Federici explica cómo la caza de brujas es un castigo colectivo a todas las mujeres para controlar nuestros cuerpos. Es el fundamento de la construcción del patriarcado contemporáneo.
Muchas gracias Meritxell Benedí por compartir vuestras ideas con nosotros.
Ina Laiadhi, Enero 2022
*Katrine Marçal, ¿Quién hacía la cena a Adam Smith? Una historia de las mujeres y la economía, 2021.
** Silvia Federici , Caliban y la Bruja, Mujeres, Cuerpo y acumulación Originaria, Traficantes De Sueños, 2010
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